«Los niños y el Bicentenario» por Mtra. Erika Guse
Sin categoría 7 julio, 2016Cuando nos propusieron el tema del Certamen literario de este año fue todo un desafío: Que los niños escribieran sobre el bicentenario. Decidí entonces hacer lo que una profesora de historia nos enseñó en el secundario: situarnos en el espacio y en el tiempo. Para los niños resultó clarificante diferenciar entre la casa de Tucumán, el Cabildo, la emancipación y la independencia, el 9 de julio y el 25 de mayo. Por eso, realizamos los Talleres de Escritura Creativa “Rumbo al Bicentenario”, justamente entre esas dos fechas.
El segundo paso fue aprender con ellos: qué sentían, que pensaban, que querían para su país. Y luego, escucharlos: recién ahí nos pusimos a escribir: Comenzamos a plasmar los deseos de los niños por conocer a todos aquellos que comenzaron a crear el país, a comunicarse con niños como ellos, pero de 1816, a viajar a través del tiempo buscando respuestas acerca de eso tan complicado que es comprender el país en el que vivimos. Los niños, de a poco, trataron de contarle a sus pares cómo vivían, qué hacían y cuáles eran sus sueños. Muchos, también, agradecieron a los próceres por haberse “jugado” por la Patria. Y otros no pudieron entender cómo era la vida sin celulares ni computadoras
Los niños, muchas veces más que los adultos, tienen en claro que los próceres dejaron todo por la Patria, los definen como “genios”, “guerreros”, equiparándolos a los sus ídolos deportivos. Se preguntan qué harían esos próceres encontrándose en una Argentina como la de ahora, con desigualdad y pobreza, y les agradecen todo lo que hicieron. No recuerdo haber visto nunca a un adulto agradecer tales proezas. Al mismo tiempo, resulta sumamente sabio escuchar de boca de un niño, con su simplicidad característica, la definición de un país libre: uno justo, que se consigue trabajando juntos, buscando lo mejor para la mayoría y no los intereses de unos pocos.
Como mensaje bicentenario, que iguala a los niños de hoy y a los próceres de ayer, puede rescatarse el hecho de luchar por los sueños, tanto los individuales como los colectivos. No bajar los brazos y surcar con fuerza las tormentas. Porque en definitiva, todos somos responsables de la construcción diaria de un país mejor.