Cines de pueblo: viejas salas que viven en el recuerdo

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•• Eran cita obligada de la gente, que guardaba sus mejores

pilchas

para asistir a la función. Sus historias de westerns, gangsters, muchachitos que propinaban trompadas sin apenas despeinarse, sus amores prohibidos y besos censurados eran comidilla después del matiné.

Sastre y El Trébol:

«No había otras actividades. Los bailes de las fiestas patronales, algún otro baile ocasional y el cine conformaban la actividad social por excelencia», cuenta Enzo Galiano, un sastrense que, aunque retirado, dedicó gran parte de su vida al funcionamiento de la Sociedad Italiana y a sus actividades culturales, especialmente a la sala de cine, que tenía una capacidad que superaba las 600 personas.

«Los orígenes del cine en Sastre se remontan a los finales de la primera década del siglo XX. No había sala específica pero un hombre que viajaba en su auto con una máquina de cine proyectaba películas periódicamente en un hotel del pueblo», explica Galiano.

En 1920, Miguel Polano inauguró el primer cine en la Sociedad Italiana, el que funcionó hasta que en una noche de marzo de 1928 se quemó íntegramente el salón. La versión oficial atribuyó el desastre a un desperfecto eléctrico, aunque las malas lenguas pueblerinas sostenían por lo bajo que, como el negocio no era rentable como se esperaba, el empresario decidió quemar las instalaciones para cobrar el seguro.

Durante los primeros años de la década del 30 se construyó el actual salón de la Sociedad Italiana. Los empresarios Marcucci y Sizia emplazaron un nuevo cinematógrafo y se reanudaron las funciones en el cine que llamaron Astral. Poco después, en un edificio cercano a la iglesia se inauguró el cine Gloria, que en lugar de butacas, tenía mesas y sillas y funcionaba el bar durante las proyecciones.

En 1952 se formó en Sastre la Sociedad Anónima de Espectáculos Públicos (Sadep) que adquirió un equipo de cinemascope (sistema de imágenes amplias). La adquisición innovó y a la sala del Astral llegaban espectadores de toda la región. «La primera película que vimos con ese sistema fue «La novicia rebelde». Se proyectaban dos películas y la sala se llenaba. Había que llegar una hora antes si se pretendía una butaca», dice Galiano.

A mediados de los 60 la televisión marcó un antes y un después. El interés por el cine fue menguando y el negocio se marchitó. En 1975 el Astral cerró sus puertas. Tres años más tarde, la comisión de la Sociedad Italiana puso en marcha nuevamente el cine hasta que a fines de los 90 alquiló el salón para una confitería bailable. Luego se construyó una sala paralela con una capacidad de 250 butacas que funciona actualmente como microcine y teatro.

En enero de 1910, Horacio Bosso puso en funcionamiento uno de los primeros «biógrafos» del interior de la provincia. Fue en El Trébol, donde se pasaban cintas en un salón familiar con capacidad para unas 50 personas. El proyector funcionaba con oxígeno y acetileno, aunque en las grandes ciudades ya lo hacían con energía eléctrica. En 1934 el cine San Martín incorporó su primer equipo de sonido.

En enero de 1968, el Club Atlético Trebolense alquiló la sala San Martín a la familia Bosso para hacer realidad el proyecto de tener un cine. El 8 de febrero de ese año se proyectaron las dos primeras películas en el cine Trebolense, «Vivir es formidable» y «Agente 005».

El 20 de abril de 1917 la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos «Stella d´Italia» inauguró su propio salón cinematográfico, el segundo que comenzó a funcionar en el pueblo, y actualmente la única sala de cine que continúa en actividad. También el Salón Cervantes de Sociedad Española, inaugurado en 1911, funcionó por un breve tiempo como cine en la década de 1930.

En 1965, El Club Atlético El Expreso inauguró en su salón social, la proyección de películas cinematográficas. Y está previsto que próximamente se habilitará el auditorio de la Casa de la Historia y la Cultura del Bicentenario, el que también estará destinado a la proyección de películas.

San Jorge- OLGA SUBARRY:

A fines de los 90 la Municipalidad de San Jorge remodeló el edificio del antiguo Cine Edison, construido en 1951. En agosto de 1997 se inauguró en ese lugar un complejo con una moderna sala, la «Olga Zubarry». Cuenta con capacidad para 267 personas y pasan anualmente alrededor de 17 mil espectadores. Fuente: Diario La Capital

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