Anoche conocimos a Quentin. En el Club, alguien nos dijo que había un Suizo

recorriendo el continente en bicicleta.

Nos acercamos a su carpa pequeña armada en un rincón de la cancha y lo llamamos por «JUANCHI». Se asomaron dos ojos celestes brillantes en un rostro bronceado, y una sonrisa cálida nos dió la
bienvenida.
La charla se hizo fácil,  por nuestra avidez por conocer su historia y por sus ganas de compartirla.

Con apenas 24 años, nos contó que en su país -Suiza- tuvo varios trabajos, pero no era feliz. Necesitaba hallarse a sí mismo, disfrutar más de la naturaleza, hacer amigos, conectarse con otras cultura, vivir los sueños soñados.
Así, con la audacia de sus jóvenes años cruzó el océano con apenas una mochila y una bicicleta y comenzó a recorrer las rutas de sudamérica.

El resto es un presente andariego y solitario buscando un destino que, quién sabe por qué pirueta mágica, lo trajo a Lehmann unas horas apenas, las suficientes para que lo recordemos por su mirada límpida, su sonrisa fresca y su franqueza para demostrarnos que a los sueños no sólo hay que soñarlos, también hay que salir a buscarlos.
¡Gracias, Quentin, por abrazarnos en tu vuelo universal, y ojalá te encuentres en algún recodo de los tantos caminos que te verán pasar!

Comisión de Cultura de Lehmann