Esperanza: 9 de julio, Día de la Independencia.

Esperanza

14722_2716Luego del tradicional Te Deum, se realizó el acto central, en el Centro Cultural Municipal “Dante Alghieri”, donde la intendente municipal reflexionó que, «si la historia tiene un sentido, y estoy convencida que así es, el día que hoy conmemoramos es un mensaje que nos trasciende, porque no es un mero relato de fechas y anécdotas del pasado. Ese pasado nos habla más y nos explica mejor nuestro presente que al pasado mismo».

Finalmente, y luego de enumerar aspectos y acciones de gobierno, la intendente Meiners sentenció: «les decía que la historia de nuestra Patria tiene mucho para decirnos, porque ellos pudieron. Y si nos proponemos, nosotros también podemos».

PALABRAS DE ANA MARÍA MEINERS

Un martes como hoy hace 197 años, a partir de las dos de la tarde, 33 diputados del Congreso reunidos en San Miguel de Tucumán, comenzaron a sesionar bajo la presidencia del representante de San Juan, Francisco Narciso Laprida. El diputado Teodoro Sánchez de Bustamante, de Jujuy, pidió que se trate el proyecto “sobre la libertad e independencia del país” y la solicitud fue aceptada sin discusión. En realidad, ya entonces, muchos sostenían que no era el mejor momento de la historia para dar un paso así.

En el norte del continente, Bolívar había sido derrotado. Chile estaba nuevamente en manos de los realistas. Los españoles amenazaban Salta y Jujuy, y apenas eran contenidos por las guerrillas de Güemes. Para empeorarlo todo, Fernando VII había recuperado el trono de España y se preparaba una gran expedición cuyo destino sería el Río de la Plata. La Banda Oriental estaba virtualmente ocupada por los portugueses. Y en Europa prevalecía la Santa Alianza, contraria a las ideas republicanas.

Sin excepción, todo el territorio de las Provincias Unidas era un caos, sin reglas, sin gobierno y sin destino. Sin embargo, y a pesar de todo, el Congreso de Tucumán decidió la suerte de la naciente nación. El 9 de julio de 1816 “los representantes de las Provincias Unidas en Sud América” declararon formalmente al territorio como “nación libre e independiente del rey Fernando séptimo, sus sucesores y metrópoli”; y a los pocos días -el 19- se agregó en la fórmula «…y de toda otra dominación extranjera».

Con los años, el Congreso de Tucumán que había comenzado a sesionar el 24 de marzo de 1816, tras la batalla de Cepeda a comienzos de  1820, se disolvió. Estoy segura, que muchos de ustedes han leído o estudiado nuestra historia con más detalles y de manera más profunda que esta breve reseña que compartimos.

No obstante, y a pesar del tiempo y la distancia, no pueden dejar de asombrarnos aquellas sacrificadas circunstancias que habitan en cada Fiesta Patria, tan comunes por los hechos trascendentes de la Historia que forjaron nuestra nacionalidad hasta nuestros días. Imaginen solamente, que se necesitaban 30 días para ir de Buenos Aires a Tucumán en carruajes tirados por caballos. Que podían ser 50, si el viaje se hacía con carretas con bueyes. Pero ellos pudieron.

Había abogados, militares, curas y frailes. De origen español, criollos, mestizos y nativos de los pueblos originarios. Había monárquicos y republicanos. Unitarios y federales. Pero más allá de todas sus diferencias, ellos pudieron. En este sentido, la historia de la fundación de Esperanza tiene grandes similitudes. ¿Quién hubiera pensado que se pueden hacer cosas y obtener grandes logros comunitarios, a pesar de las diferencias? O mejor dicho, a partir de ellas.

Si la historia tiene un sentido, y estoy convencida que así es, el día que hoy conmemoramos es un mensaje que nos trasciende, porque no es un mero relato de fechas y anécdotas del pasado. Ese pasado nos habla más y nos explica mejor nuestro presente que al pasado mismo. Y esto que es válido para la República o para la condición humana en general, también debe servirnos a quienes habitamos esta ciudad ya que, somos todos, naturalmente diferentes. Pero a pesar de nuestras formas, convicciones, miradas o intereses contrapuestos debemos bregar, juntos, por el bien común.

En los archivos pueden recordar cada palabra pronunciada en los diferentes actos de años anteriores. Y cada reflexión y cada anuncio pueden ser verificados. Todas las propuestas importantes del gobierno fueron cuestionadas o distorsionadas. Las mentiras pretendieron instalarse en lugar de enriquecer los debates. Y a cada agravio, a cada mentira, a cada desánimo hemos respondido con más trabajo, con mayor tolerancia, y con mayor responsabilidad a las obligaciones que nos debemos. Y así, sin prisa pero sin pausa, con firmes convicciones, avanzamos.

Blanqueamos los salarios de los trabajadores, quienes junto a los jubilados y pensionados cobran lo establecido por Ley, en tiempo y forma. Se normalizó la relación laboral irregular de casi 150 trabajadores contratados bajo diferentes modalidades, algunos desde hacía más de una década.

Hay un Registro de Proveedores del Estado local, y quienes participan del sistema cobran en los plazos establecidos. Con el esfuerzo conjunto de toda la comunidad, realizamos la inversión más importante en toda la historia de la ciudad en vehículos, maquinarias y equipamiento.

Ayudamos a consolidar con personería jurídica a las instituciones de la ciudad, y les otorgamos títulos de propiedad genuinos superador del difuso sistema de comodatos. Y, juntos, creamos el Cabildo Abierto de la Ciudad, un verdadero orgullo de participación ciudadana.

Acompañamos de manera efectiva al sector productivo de la ciudad, y el Área Industrial de Esperanza es una inexorable realidad. Potenciamos la creación del Instituto Municipal del Hábitat, que por estos días está dando sus primeros pasos.

Después de debatir durante mucho tiempo y con todos los actores y vecinos de la comunidad, la ciudad tiene el Plan de Accesibilidad Vial en marcha, y cuyas primeras obras se pueden observar en el saneamiento y puesta a nivel del canal de Avenida Argentina.

Con gran esfuerzo de la comunidad en su conjunto, a través de recursos propios de Rentas Generales, continuamos financiando aquel resarcimiento hídrico. Pero en simultaneo, y muchas veces con recursos propios -humanos, técnicos y financieros- disminuimos de manera efectiva el riesgo hídrico, en especial en lugares de anegamientos históricos, como la zona aledaña al -ahora- redimensionado canal de calle San Martín al sur.

Colocamos más hormigón en los bacheos, que lo que hubiera demandado hacer cuadras enteras de nuevos pavimentos. Y todo con recurso propios. También, saneamos prácticamente todas las cavas a cielo abierto que había en la ciudad. Y nos ocupamos de todos los espacios públicos, que tienen una extensión de más de 70 hectáreas.

Culminamos todas las obras pendientes de cloacas, y estamos avanzando con muy buen ritmo en el plan actual de 95 cuadras más, de ese servicio sanitario. Estamos gestionando financiamiento para planes de viviendas en el barrio norte y en el sur. Y recientemente recuperamos -junto al gobierno provincial- la esperanza de poder concluir las 20 viviendas de calle Janssen y ejecutar las 18 del gremio docente.

Acabo de recibir del gobierno nacional -a través del Programa “Más Cerca”- la confirmación de la aprobación técnica definitiva para concretar diferentes obras a través de 15 proyectos presentados, por un monto que supera los nueve millones de pesos.

Estamos, desde hace muchos años, tramitando la construcción de una escuela de nivel medio en el Barrio La Orilla, así como una comisaría para el barrio Los Troncos, y hemos dispuesto los lotes y los terrenos para ello.

Como a todos los vecinos nos preocupan las cuestiones vinculadas a la seguridad. Por eso, junto a las instituciones de la ciudad y el gobierno provincial desarrollamos innumerables acciones y programas tendientes a reducir el impacto de estas cuestiones. En tal sentido, contribuimos con la Cooperadora Policial o Bomberos Voluntarios, a modo de ejemplo.

Y porque nos preocupan nuestros jóvenes, impulsamos con notable éxito diferentes Programas focalizados en la inclusión, en la educación y el trabajo.

Como ven, la lista es larga y muchas veces se refiere a obras o acciones, que normalmente –para muchos- no son políticamente correctas. Creo que ya lo advertí oportunamente. Este es un año electoral, y pareciera que es la preocupación principal de algunos actores de la política local, lo cual no me parece mal.

Pero mi obligación es otra. Es gobernar y concretar para la ciudad todos los proyectos en marcha. Por eso, mientras tanto seguiremos avanzando, juntos, con todos los esperancinos para enfrentar los problemas y situaciones que aún no hemos debatido, pero que esperan de su resolución.

A modo de ejemplo, la saturación de la Planta de Tratamiento de Líquidos Cloacales Domiciliarios y la imposibilidad de conectar nuevas redes sanitarias al sistema, es un tema pendiente cuyo debate no se puede dilatar en el tiempo. O sobre el delicado estado financiero de la Caja de Previsión Social Municipal, que requiere de esfuerzos superadores a las frases de ocasión que suelen escucharse en algunos reportajes.

Les decía que la historia de nuestra Patria tiene mucho para decirnos, porque ellos pudieron. Y si nos proponemos, nosotros también podemos. Seamos libres en serio para poder elegir las cuerdas con que atarnos a los otros, porque solos o separados no vamos a ningún lado. Parafraseando al General San Martín, seamos libres en serio, que lo demás no importa nada.

Arriba